Cuando Molly, su dueña, vio
que el can tenía problemas con sus dientes de adulto, que le
ocasionaban molestias al comer, acudió a un veterinario para buscar
una solución. Y el diagnóstico fue tajante: tiene que usar
brackets.
Gracias a la anestesia que
le pusieron Wesley no sintió mucho dolor y ahora luce muy feliz. Sus
correctores bucales lo han convertido en el primer perro en el mundo en
usarlos, sin embargo solo los tendrá por unas semanas.