Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, sin embargo en nuestro afán por impulsarlos a que logren sus objetivos podemos abrumarlos y provocar que se estresen.

Según el Dr. Tim Riley, psicólogo y autor de “Primero el brócoli, después el helado: una guía para padres sobre disciplina deliberada”, el exigir mucho a los niños puede provocar que su desempeño sea inferor a su capacidad.

"Presionar a sus hijos para que superen desafíos para los que no están adecuadamente preparados podría generar una sensación de inseguridad en vez de estimular sus condiciones competitivas", indicó.

Según el Dr. Riley, estas acciones pueden provocar en los más pequeños de la casa un cuadro estrés:
- Permitir que regularmente tengan acceso a información para adultos o que participen en conversaciones de personas mayores para las que no están preparados.
- Presionar a los niños para que adquieran habilidades antes de tiempo.
- Permitir el uso de celulares a estudiantes de primaria.
- Compartir con los hijos preocupaciones de adultos, como los problemas económicos.
- Sobrecargarlos de actividades.
- Resolver los problemas de los niños y no enseñarles como solucionarlos.
- No ser constante ni coherente en el tema de la disciplina.

El especialista aconseja que los padres no presionen a los niños para que maduren demasiado rápido. Es importante que disfruten aspectos normales de su niñez, como el disfrutar de cuentos e historias infantiles, y se les debe excluir de problemas de los adultos, además de ser pacientes pero sin que esto afecte la disciplina.

Fuente: pacificoseguros.com
Foto: napa.com.pe