Una joven mexicana de 19 años decidió esconder el cadáver de su hija de siete meses en un oso de peluche. Aparentemente la pequeña convulsionó y murió en los brazos de su progenitora y no quiso lidiar con la muerte de la bebe.
En un inicio la muchacha dijo que le habían robado a su hija, luego que la había vendido en 100.000 pesos y finalmente confesó cuando el fiscal le pidió que se sometiera a la prueba del polígrafo.