Philippe Morgese tuvo que cuidar solo a su hija desde que ella tenía un año. Aprender a peinarla no fue sencillo, pero decidió perfeccionarlo como una buena forma de pasar el tiempo juntos.

Llegó un momento en que otros padres le pidieron que les enseñara y así lo hizo.

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“Pensé que sería más fácil mostrarles en persona. He recibido muchos créditos y alabanzas por los peinados de Emma (su hija) así que quiero que estos padres también tengan esa oportunidad”, dice Philippe, quien abrió las clases para ellos.

El entusiasta papá le pidió prestado una sala a una escuela de belleza local y recibió un sí absoluto. Sus clases se empezaron a promocionar por Facebook y comenzó a impartirlas de manera gratuita para que pudieran asistir todos los que quisieran.

Fueron siete padres con sus hijas quienes asistieron a la primera clase. “A algunos les costó al principio, pero todos están poniendo su mayor esfuerzo”, comenta un feliz Philippe.

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