Solo fueron necesarias dos pelotas rojas, talento para la magia y ganas, para poder alegrarle el día a decenas de personas, pues este joven con un simple truco de magia lograba robarle risas y sonrisas a sus ocasionales "víctimas".
Solo fueron necesarias dos pelotas rojas, talento para la magia y ganas, para poder alegrarle el día a decenas de personas, pues este joven con un simple truco de magia lograba robarle risas y sonrisas a sus ocasionales "víctimas".