Una pesadilla menos que soportar.

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Nos encanta ese par de zapatos que compramos pero nos aprietan un poco y no queremos correr el riesgo de sufrir de ampollas y heridas en nuestros pies. Entonces ¿qué hacemos? Meterlas al congelador. Sí, a congelarlas se ha dicho.

Lo que tienes que hacer es llenar un par de bolsas con agua y colocarlas dentro de los zapatos y meterlos al congelador. El agua al solidificarse se expandirá y hará que los zapatos cedan. Cuando te pongas los zapatos, estos se adaptarán a la forma de tu pie y adiós molestias. Además el frío ayudará a la circulación.