Un estudio del grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge.
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Revela que la estructura de la sustancia blanca del cerebro refleja la sensibilidad musical y la fuerte conectividad con otras zonas.
Es decir, los tejidos con los que se comunica con otras partes del sistema nervioso es la clave para que la música nos guste más o menos.
En el estudio han participado 38 voluntarios que escucharon música recibían estímulos de satisfacción para todo su organismo, esto quiere decir, que todas las personas que suelen escuchar música continuamente.
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Desarrollan más beneficios para el cerebro y la inteligencia emocional.