Especialistas recomiendan como terapia escuchar música, para contribuir en la mejora de la salud de las personas.

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Gracias a los ritmos musicales se puede reducir la tasa cardíaca, la respiración y la temperatura corporal.

Además provoca la liberación del neurotransmisor dopamina en cantidades que se relacionan con el grado de placer que experimentamos.

Escuchar una melodía produce efectos fisiológicos, como el aumento del nivel de resistencia al dolor, cambios en el tono muscular y la temperatura.

Los niveles de glucosa o la secreción hormonal, presentan una reducción de la fatiga y el estrés disminuye rápidamente.

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Incluso las futuras madres puedan expresar sus sentimientos respecto a las inquietudes del embarazo, algo que después repercute en el bienestar de sus bebés.